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  . ESTAR SATISFECHOS CON LO BÁSICO Un sabio de la antigüedad que estudió el comportamiento humano dijo que el dinero es “una protección”. Pero también advirtió: “Un simple amador de la plata no estará satisfecho con plata, ni ningún amador de la riqueza con los ingresos” ( Eclesiastés 5:10;  7:12 ). ¿Qué quiso decir con estas palabras? Que aunque necesitamos dinero para vivir, no debemos amar las riquezas, pues la codicia no tiene límites. El sabio del que hablamos fue el rey Salomón. Él trató de averiguar si las riquezas y los lujos podían hacerlo feliz. “Nunca me negué ningún deseo —escribió—; jamás me negué ninguna diversión” ( Eclesiastés 1:13;  2:10 ,  Dios habla hoy,  2002). Con su inmensa fortuna construyó mansiones, jardines y estanques, y puso a su servicio a muchísima gente. En pocas palabras, conseguía todo lo que quería. ¿Cuál fue el resultado? El experimento funcionó... pero solo hasta cierto grado y por poco tiempo. Después, el esfuerzo le pareció totalmente inútil. ¡Inc